La cúrcuma (Curcuma longa L.), una planta de la familia de las zingiberáceas originaria de la India, ha sido venerada como planta sagrada desde hace más de 5000 años. Según antiguos escritos de los Vedas indios, la cúrcuma o «azafrán indio» se consideraba una de las especias más importantes de su época. Tanto en las antiguas enseñanzas indias como en la tradición china, la raíz desempeña hoy un papel tan importante como entonces. En Europa, las variedades de la cúrcuma también se conocen en la herboristería desde la antigüedad. La cúrcuma es una de las plantas más estudiadas del mundo, con una investigación que se centra especialmente en el grupo de sustancias vegetales de los curcuminoides. Su uso tradicional se basa en la sinergia de todos los ingredientes de la raíz de la cúrcuma.
Actualmente se han extraído más de 100 sustancias diferentes de las raíces de la cúrcuma. Además del grupo único de curcuminoides formado por la curcumina, la ciclocurcumina y la bisdemetoxicurcumina, la cúrcuma también contiene un espectro de aceites esenciales y otras sustancias vegetales que interactúan en una compleja sinergia. Como los curcuminoides presentan una biodisponibilidad bastante baja debido a su escasa absorción, solubilidad y rápida metabolización, existe un gran interés por optimizar su solubilidad y biodisponibilidad mediante distintos métodos. Con CurcuRouge®, los expertos han conseguido multiplicar por 93 la biodisponibilidad de los curcuminoides con una matriz polimérica. Debido a la disponibilidad directa de los curcuminoides en comparación con los extractos convencionales, se requieren dosis significativamente más bajas.